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kilos de grasa, sueños y pesadillas

2 ago 2017

Después de la última vez que nos vimos con Ignacio las cosas se pusieron raras, distantes y de algún modo siento que se han ensuciado, por supuesto no se ha tocado el tema y nosotros como siempre hablando o jugando un rato todos los días. Me he sentido media incómoda.
Me se sentido así en parte, porque lo que comentaba antes del desencanto, y también, quiera que no, por mi peso. Porque aunque el momento de placer existe y todo lo demás, todas podemos comprender que cuando no estás a gusto con tu cuerpo queda un gustito amargo, un gustito a culpa y vergüenza. Yo pensé vaya... si ésta iba a ser la última vez me hubiera gustado estar mejor, ya saben, estar más flaca.
Pero estos días ha sido un proceso porque, a la vez no me arrpiento, me encuentro harto valiente. ¿Que si tengo unos rollitos? de más que sí, pero a lo hecho pecho y no importa nada. Nunca me he sentido una mujer objeto ni creo que el atractivo sexual de las personas provenga de su apariencia.
Pero niñas, la voz es la voz. Y la voz es orgullosa. La voz me dice, sé más flaca, nada de eso importaría, tú sé flaca y punto.

Y lo quiera o no, la voz es poderosa. Y ¿Por qué no? a veces me muestra un camino más fácil para sopesar las cosas de la vida.

Así me siento yo.

Cuando él volvió a su ciudad asumí que no lo vería en quién sabe cuánto, por eso el asunto de "la última vez", va a tener un semestre muy pesado y, como ya he dicho, incluso allí tiene su novia.

Y luego el destino hace trampas raras. Como por ejemplo ahora.

Por problemas familiares va a voler a su ciudad natal, la que queda a sólo una hora de aquí. Y son los viajes en los que siempre se ha hecho una escala aquí, en la capital.

Es complicado porque ante todo concibo esta relación como una amistad y no puedo hacer más que ofrecer apoyo en los momentos difíciles. Al parecer va a viajar mañana y le pregunté si quería parar un rato en el terminal para que habláramos un rato de todo lo que le está ocurriendo.

Me dijo además, que quizás no habrían buses a la hora que lleagaba así que me dejó a entrever que podría necesitar alojamiento.

Y yo lo que más lamento es que ya sea en el terminal o de visita en mi casa, no me va a ver más flaca.
Me duele en el orgullo.

Pero mi orgullo < amigos.
Incluso mi orgullo < amigos raros.

Si tú me necesitas, voy a estar ahí, kilos más kilos menos, cuenta con mi alma.

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